Cabalgar, cabalgar, cabalgar, de día, de noche, de día.
Cabalgar, cabalgar, cabalgar.
Y el alma se ha cansado tanto y el ansia es tan grande...
Ya no hay montañas, apenas un árbol.
Nada se atreve a elevarse.
***
"Señor Dios, ¡como quieras!"
Son más cortas las oraciones en la cama.
Pero más interiores.
Rainer María Rilke - de "El Canto de Amor y Muerte del Alférez Cristóbal Rilke" (1899)
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