miércoles, 30 de septiembre de 2009

Mi trabajo no es mío.
Lo hago por y para algo mucho más grande que yo.
Así, una vez fuera de mi mesa de dibujo, cada objeto que dibujo adquiere su propia realidad - lejos de mí.
Hijos, amores, amistades, proyectos y obras - cada persona y cada cosa es algo muy diferente a lo que quiero que sea.
Mi voluntad nada puede contra la realidad.
Pero la conciencia de la belleza de esta realidad - tal como es - debe ser suficiente para alcanzar un nivel mínimo de comprensión.
Solo hay sufrimiento en el egoísmo - qué duda cabe.
Solo dolor en el afán de poseer, condicionar, dirigir y decidir por fuera de la pequeña órbita de mi propia realidad.

Me gustan estas ideas. Me gusta, además, entender cómo hen llegado a mí.
"Todo es mío en el sentido en que nada me pertenece", dice el poeta.
Yo, tranquilamente, asiento...

miércoles, 16 de septiembre de 2009

En cada uno, cohabitan tres seres.

Uno actúa.
Otro critica.
Otro simplemente observa, y media entre ambos.

Con esta explicación sencilla, sintética y necesariamente limitada, pienso en aquellos que han actuado con mala intención; en aquellos que me han criticado únicamente para superar su propia miseria, elevándose un par de centímetros sobre mis intenciones más nobles; pienso - en fin - en quienes sólo pueden obtener lo que desean valiéndose de trampas y atajos; en quienes sólo son fuertes debilitando y confundiendo a los demás.

Entiendo entonces por qué son estos seres tristes, precisamente, los que hoy me observan con tanta atención.
No pasa un día en el que su atención no esté puesta en saber qué hago, qué pienso, qué de mí podrían tomar para superar su pobre, pobre condición.

Y sufren, lo sé.
Sus tres seres, juntos, les cobran a diario todo el daño que (se) han hecho.

domingo, 6 de septiembre de 2009

"reckless (don't be so)" - australian crawl


“Se puede decir que la figura del arquitecto, desde siempre, lleva consigo mismo aquella dosis de dureza y de cinismo que le permite ejercitar su arte, realista por definición, sin andarse con demasiadas sutilezas, con suficiente sentido práctico o artístico desapego para conseguir trabajar incluso en situaciones, llamémoslo así, incómodas.”

- Grassi, Giorgio, La Arquitectura como Oficio y Otros Escritos, Editorial Gustavo Gili, Barcelona. 1.980, pg. 101