miércoles, 16 de septiembre de 2009

En cada uno, cohabitan tres seres.

Uno actúa.
Otro critica.
Otro simplemente observa, y media entre ambos.

Con esta explicación sencilla, sintética y necesariamente limitada, pienso en aquellos que han actuado con mala intención; en aquellos que me han criticado únicamente para superar su propia miseria, elevándose un par de centímetros sobre mis intenciones más nobles; pienso - en fin - en quienes sólo pueden obtener lo que desean valiéndose de trampas y atajos; en quienes sólo son fuertes debilitando y confundiendo a los demás.

Entiendo entonces por qué son estos seres tristes, precisamente, los que hoy me observan con tanta atención.
No pasa un día en el que su atención no esté puesta en saber qué hago, qué pienso, qué de mí podrían tomar para superar su pobre, pobre condición.

Y sufren, lo sé.
Sus tres seres, juntos, les cobran a diario todo el daño que (se) han hecho.

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