Mi trabajo no es mío.
Lo hago por y para algo mucho más grande que yo.
Así, una vez fuera de mi mesa de dibujo, cada objeto que dibujo adquiere su propia realidad - lejos de mí.
Hijos, amores, amistades, proyectos y obras - cada persona y cada cosa es algo muy diferente a lo que quiero que sea.
Mi voluntad nada puede contra la realidad.
Pero la conciencia de la belleza de esta realidad - tal como es - debe ser suficiente para alcanzar un nivel mínimo de comprensión.
Solo hay sufrimiento en el egoísmo - qué duda cabe.
Solo dolor en el afán de poseer, condicionar, dirigir y decidir por fuera de la pequeña órbita de mi propia realidad.
Me gustan estas ideas. Me gusta, además, entender cómo hen llegado a mí.
"Todo es mío en el sentido en que nada me pertenece", dice el poeta.
Yo, tranquilamente, asiento...