sábado, 11 de junio de 2011

edificio imaginario no. 5

Este pequeño recinto es universal. Suenan en él, eternamente, los acordes de "I can see for miles", de the Who. Y aunque no tiene los reflejos del pabellón alemán, ni las ventanas de la casa de la solterona de Plano (Illinois), es un edificio cuya constitución y figura permite verlo todo.
Pero no se llame a engaño el amable lector, pensando en la inmediata y obvia figura del panóptico de Jeremías Bentham. No, no, no. No es un lugar para el odio, ni para los delincuentes, este kaleidocopio universal. Por el contrario, es un edifico en el cuyo interior, o ante cuya presencia, el amor se torna tan potente, que se comprenden de manera intituiva los actos de todos los demás seres humanos, y en conescuencia es posible ver la miseria general de la especie.
Porque lo corriente es que, incluso los seres amados, las personas en quienes se deposita la más pura de las confianzas, mientan, traicionen y engañen.
Es así, como la forma de esta pequeña construcción sostiene a su habitante incluso ante la mas triste de las decepciones, permitiéndole darse cuenta, en el fondo de su alma, que defender valores nobles frente a la mayoría de los mortales es casi un acto heroico, o una profunda estupidez.
"Veo que me has engañado, pues he aquí una sorpesa / sé que lo has hecho porque hay magia en mis ojos... puedo ver a lo largo de millas y millas". He aquí, en voz de Roger Daltrey, la poderosa capacidad que realmente corresponde a este edificio.

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